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Mostrando las entradas de agosto, 2014

Estar donde debes estar

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Difícilmente cuando uno transita en soledad un valle de lágrimas, mira hacia arriba y se goza con un cielo azul brillante que el Señor nos regala.   Cuando en medio de la tristeza el rostro del Señor parece esconderse, el corazón se quebranta, el alma se cierra como un puño apretando el dolor. Días atrás me quebranté y postrado, entre lágrimas, gritos y sollozos clamé: “¡Señor! ¡Ya no puedo más, no puedo más… no puedo más…!! ¡Por favor, haz algo!!!” Como una película pasaban constantemente por mi mente escenas de mi vida. Eran los peores momentos, esos que te faltan los días de tu vida para arrepentirte y quisieras volver el tiempo atrás para detenerte y no haber tomado esas decisiones, no haber cometido esos actos que te llevaron hasta este punto. En la certeza, la convicción de que el actual estado es resultado de tanto extravío, tanta desidia, tanta mala elección sin tener la capacidad de discernir ni la vis

Un ángel me ha sonreído

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Escrito originalmente por Luis Caccia Guerra para www.mensajesdeanimo.com Días atrás venía del trabajo en el transporte público. Preocupado, con algo de cansancio, pensando en todo lo que me quedaba aún pendiente por hacer y cómo resolvería los problemas por enfrentar. El resto del pasaje, más o menos igual que yo. Cada uno muy en lo suyo. Al llegar a una esquina, semáforo en rojo, se paró junto al bus un auto. Conducía una mujer. Junto a ella venía una niña Down. Estimo no menos de diez, no más de doce, su edad. En actitud inocente y despreocupada, ella iba saludando alegremente con una amplia y dulce sonrisa a todo el mundo. Desde la posición en la que me encontraba podía ver a casi todo el resto de los pasajeros que viajaban conmigo. Nadie contestó su saludo. Sólo rostros adustos, mirando sin mirar. Cada uno sumido en las profundidades de su propio mar. Cuando las ventanillas del auto y las del transporte en que viajaba se pusieron a la par, pude sentir esa

Por el valle de las lágrimas

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com No existe la felicidad plena, completa, duradera, prolongada sin tiempo. Sólo existen momentos felices. Que la vida de algunas personas sea más feliz que las de otras dependerá de la intensidad, duración, pero fundamentalmente de la frecuencia de esos momentos felices. Mientras más momentos de esos haya en el transcurso de sus vidas tal vez se pueda decir que más felices son. Esto es tan sólo un pensamiento echado a volar a través de estas páginas. Seguramente habrá alguien con otra forma de pensar, otro concepto de la felicidad a quien le asista plenamente la razón desde su punto de vista. Esto es, por lo menos, lo que le ha tocado experimentar a quien esto escribe. Lo cierto es que nuestra actual forma de vivir, más allá de las diferencias, más allá de cuán placenteros o sufridos sean los días que nos toca vivir en esta tierra tal como la conocemos, es herencia de nuestros padres naturales Adán y Eva. No fue